Recibió una misión de amor: Conectarse con las necesidades de las personas para procurar cambios que les permitan descubrir el propósito de Dios en sus vidas. Bajo esa premisa e inspirado por el modelo de Jesús, el Apóstol ha ejercido su ministerio con liderazgo, pasión, excelencia y entrega. Hombre de firmes ideales, su vida dio un giro en el 2006, cuando una palabra profética le reveló que multitudes le serían entregadas para pastorearlas bajo su protección. Dos años más tarde, comenzó su misión junto a un grupo de 60 personas: Las primeras a las que le habló de una visión. Poco tiempo después, más de 5.000 personas formaban parte de la Iglesia. El Apóstol añora un cambio en la sociedad costarricense.

Sus prédicas inspiran y empoderan, porque habla con sinceridad desde su experiencia
personal. Es un padre de familia enamorado de su esposa y sus dos hijas.